Fallas de ejecución, errores en el proyecto, falta de mantenimiento y baja calidad de los materiales suelen ocasionar con frecuencia patologías en edificaciones. La adaptación del término médico al ámbito de la construcción, pretende referirse a todas las lesiones y deficiencias que afectan la estructura de una edificación y la calidad de vida del usuario.
Si bien gran parte de los siniestros en edificios, como también se les conocen, surgen del envejecimiento natural, el uso o la intemperie, se estima que en 75% de los casos se deben a fallas humanas, ya que resultan de un mal diseño o una deficiencia en la mano de obra.
En este artículo explicaremos la importancia de conocer y diagnosticar estos problemas del sistema constructivo, así como identificar los tipos más comunes de patologías en edificaciones.
¿Por qué es importante conocer las patologías en edificaciones?
El análisis e identificación de las patologías constructivas, son claves para evitar, prevenir o solventar a tiempo cualquier problema que pueda disminuir la funcionalidad, duración, seguridad o habitabilidad de un edificio.
Bajo el término se reúnen todas aquellas alteraciones que se producen por defectos en el diseño, los materiales o la estructura de una obra arquitectónica. También las patologías en edificaciones abarcan los daños que pueden sufrir por agentes externos o el deterioro por la exposición ambiental y el paso del tiempo.
Estos siniestros, que no son exclusivos en obras de rehabilitación sino también en nuevas construcciones, implican un significativo impacto económico. Controlar sus causas desde que se conciba el proyecto, permite construir un edificio de calidad y evitar gastos en reparaciones prematuras o indemnizaciones.
Las empresas aseguradoras estiman que las reparaciones realizadas en los primeros años de una obra suponen entre 6% y 10% del valor de coste de la construcción. Esta cifra evidencia solo parte de las pérdidas que genera una baja calidad. Eso sin considerar cómo se afectan temas relativos a la seguridad de uso y salubridad.
Diseñar y construir con las técnicas, la mano de obra y los materiales adecuados se traducirán en un edificio que cumpla sus funciones y conserve sus condiciones durante su ciclo de vida útil (entre 60 y 80 años), recibiendo solo sus mantenimientos de rutina.
¿Cuáles son los tipos más frecuentes de patologías en edificaciones?
Los siniestros en edificios se han organizado en varias categorías, tomando en cuenta origen, el área afectada, el momento en que aparecen, entre otros factores.
Una de las clasificaciones más utilizadas la encontramos en la publicación del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, En torno a la inspección técnica de edificios. Allí especifican 5 tipos de patologías constructivas:
1) Físicas
Son aquellas que se presentan mediante síntomas de humedad, erosión física, meteorización o suciedad.
Los agentes patológicos que las ocasionan suelen ser presencia de agua, condiciones atmosféricas y excrementos de animales.
2) Mecánicas
Las patologías mecánicas suelen referirse a deformaciones, agrietamientos, fisuraciones, erosión mecánica o desprendimientos de la estructura.
Sus principales causas son las cargas y sobrecargas, el incremento del efecto de esbeltez, fallos de sustentación, dilataciones, retracciones, mala ejecución de la obra, acción del viento o el uso continuado.
3) Químicas
Las señales que indican una patología química son disgregación o disoluciones, oxidación, eflorescencias, explosión o combustión, deformación y meteorización de elementos de la obra.
Los agentes causantes son generalmente agentes patológicos, contaminantes ambientales, presencia de agua, combustión, disolución de sales, temperaturas extremas y un proceso involutivo.
4) Electro-químicas
La corrosión es el síntoma inequívoco de esta patología, que es consecuencia de la presencia de agua o una mala ejecución de la obra.
5) Biológicas
Las patologías consideradas biológicas presentan como señales de alarma la pudrición parda o blanca, así como la disgregación. Los agentes patológicos asociados son la presencia de hongos o la acción de xilófagos, como termitas, carcomas, capricornio de la madera y líctidos que se alimentan de la madera.
Otra de las clasificaciones de patologías constructivas que pueden ser de gran utilidad para hacer seguimiento a la calidad de la obras, son las que vinculan el momento cronológico y la causa que genera la lesión.
El Manual de Patología de la edificación, de la Universidad Politécnica de Madrid, menciona las siguientes categorías: Deficiencias en el proyecto o diseño, Inadaptación entre el edificio y el terreno, Fallos durante el proceso de ejecución, Daños por agentes externos, Degradación natural o envejecimiento y Degradación por mal uso o falta de mantenimiento.
¿Cómo se diagnostican las patologías de edificaciones?
Desde el momento en que se registra alguna alteración en las edificaciones, la causa de esa patología, el material o elemento constructivo que se ve afectado y el tiempo que se tome para su reparación, son factores que aumentan la gravedad y las consecuencias que sufra la obra.
Tal como una enfermedad en el ser humano, detectar de manera temprana las patologías constructivas es un paso esencial para evitar daños irreparables.
El diagnóstico consiste en recorrer en sentido inverso el proceso patológico hasta llegar al origen. Para este estudio se requiere una fase de observación, toma de datos, muestras y fotografías, para realizar el análisis de todos los signos (visibles, ocultos, vivos o apagados, naturales o provocados). La fase diagnóstica tiene dos objetivos: determinar la causa de la lesión y clasificar su nivel de gravedad.
La siguiente fase consiste en realizar propuestas de intervención que corrijan cualquier anomalía del edificio. Estas “medidas terapéuticas” van desde la reparación o refuerzo del elemento, hasta la sustitución o tratamiento integral del edificio, en caso de haberse dañado todo un sistema constructivo.
Para la fase de ejecución, deben adoptarse medidas para mantener la funcionalidad y habitabilidad del edificio, mientras se realicen las obras. Pero de ser lesiones muy graves y comprometer la integridad estructural, se requerirá la evacuación del edificio hasta que pueda garantizarse nuevamente su seguridad.
Una vez finalizadas las obras correctivas es imprescindible realizar un seguimiento de la edificación, comprobar que se han recuperado sus condiciones básicas y mantenerse alertas en casos de otros síntomas que indiquen la misma patología o alguna otra interrelacionada.